Este itinerario de una semana te invita a descubrir la esencia de Bulgaria a través de una travesía en coche que abarca historia, playas y bonitos paisajes. El visitante nacional llena da vida los enclaves veraniegos del Mar Negro. Bulgaria no es un destino que atraiga un turismo desenfrenado, tal vez por eso ofrece una experiencia de exploración única que vale la pena considerar.
Hicimos una ruta circular en coche de una semana de duración. Esta ruta se puede hacer en transporte público pero habría que armarse de paciencia debido a la duración de los trayectos en autobús. El viaje por carretera en Bulgaria es sencillo y seguro, a pesar de que los kilómetros de autovías escasean. Comprar una viñeta de peaje es obligatorio para recorrer el país. Esta incluye tanto los las autovías como muchas carreteras nacionales.
Antes de adentrarnos en la ruta en sí comentaremos destacaremos dos lugares que son muy visitados y que excluímos para poder disfrutar un poco del litoral. El primero, el Monasterio de Rila, no hubiera dudado en visitarlo si hubiera realizado esta ruta en una estación del año distinta al verano o de haber tenido algo más de tiempo. Reconozco que después de visitar un sinfin de monasterios en Rumanía, Serbia, Georgia, Armenia... no era mi prioridad este tipo de visita. El Monasterio de Rila, por otro lado, es un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conocido por su arquitectura y arte ortodoxo búlgaro. En su contra juega que queda un tanto alejado de la ruta, más se presta a un recorrido que incluya el interior de Grecia o alargar la ruta disfrutando de los siete lagos de Rila, el otro destino muy frecuentado pero que excluímos. Los siete lagos de Rila ofrecen impresionantes vistas de montañas y lagos glaciares en el Parque Nacional de Rila.
El Lev, moneda local, se encuentra estabilizado en un cambio aproximado de 2Lv = 1 € por lo que no resulta nada complicado hacerse una idea de los precios. Como curiosidad, las máquinas de café Lavazza se encuentran desperdigadas por las localidades más turísticas, casi en cada calle se oberva alguna. También nos llamó la atención encontrar muchos vehículos con volante en el lado derecho debido a la importación extranjera. La costumbre de asentir para decir "No" y girar la cabeza para decir "Sí" puede resultar también llamativa.
En general, es un destino económico, especialmente a la hora de comer. La comida es muy parecida a la cocina Serbia, con algunos platos típicos de la cocina turca. Además, encontrarás multitud de restaurantes turcos debido a la gran comunidad turca repartida por todo el país.
SOFÍA
La capital búlgara, Sofía, ofrece un centro compacto y una rica historia. Podrás explorar en tan solo un día los sitios más destacados, con tiempo para recorrer algunos interiores. Aunque la ciudad no es particularmente impactante, su clima suave y sus tesoros culturales pueden dejar una impresión positiva. Particularmente me gustó que el centro histórico se puede recorrer cómodamente a pie y acoge una combinación de edificios que van del estilo soviético, el art-nouveau o el austro-húngaro. Esta mezcla cultural está reflejada en pocos metros de distancia encontrando la sinagoga más grande de los balcanes, la imonente mezquita de Bania Bashi y la Catedral de Alexander Nevski, una de las iglesias ortodoxas más grandes.
PLOVDIV
Plovdiv, nombrada Capital Cultural Europea en 2019, te recibirá con calles adoquinadas que fusionan lo antiguo con lo moderno. Las ruinas del anfiteatro de más de dos mil años de antigüedad ofrecen una ventana al pasado. Los barrios de la Ciudad Vieja y Kapana añaden encanto al lugar. Cercanos a Plovdiv, los atractivos de la Fortaleza de Asenova y el Monasterio de Bachkovski complementarán tu experiencia.
SOZOPOL
La Costa del Mar Negro en Bulgaria te espera con una serie de destinos costeros que poseen un encanto peculiar. Pasamos una noche en Kiten, un apacible pueblo costero con dos playas, una al norte y otra al sur. El ambiente relajado del día, cuando las familias llenan las playas desde bien temprano contrasta con el bullicio de la noche donde la calle principal se cierra al tráfico y los visitantes disfrutan de los puestos ambulantes y atracciones para niños, una tónica que se extiende por todos balcanes, desde Bulgaria hasta Croacia, o más bien por casi cualquier pueblo del mediterráneo durante el verano.
En las playas urbanas, las zonas de hamacas ocupan gran espacio algo que se reduce considerablemente o totalmente en las playas alejadas de las ciudades
Los precios de alquiler no son tan elevados como en Croacia o Grecia, más parecidos a Albania. Por ejemplo: 7lb sombrilla, 7lb hamaca, 1.5lb colchón para hamaca.
Visitamos Sozopol, un antiguo pueblo pesquero que combina historia y playas pintorescas. Sus calles empedradas y casas de madera crean un ambiente nostálgico. Puedes visitar el centro histórico y explorar sus galerías de arte y talleres artesanales. En caso de que vayas con el tiempo justo iría directamente a Nessebar, más bonito y con una arquitectura similar.
NESSEBAR
Nessebar posee una ciudad antigua ubicada en una península, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aquí, la historia cobra vida a través de sus iglesias y callejuelas empedradas. Además, ofrece playas con vistas panorámicas. Aquí encontramos al 95% de los turistas extranjeros que vimos durante nuestros días den Bulgaria.
Al norte de Nessebar se encuentra el archiconocido enclave veraniego de "Sunny Beach" un complejo turístico, el más grande de los balcanes, que conviene evitar a toda costa.
VARNA
Entre Nessebar y Varna, tras atravesar la cordillera que llega hasta el Mediterráneo, hacemos una parada en la bonita playa de Irakli.
La ciudad portuaria de Varna me sorprendió gratamente; con playas atractivas y un ambiente más urbano pero relajado. Aquí, encontraramos la Catedral de la Asunción, el Parque del Mar y el Museo Arqueológico de Varna, que alberga el tesoro de oro más antiguo del mundo así como una serie de restaurantes que incluye cualquier tipo de cocina junto a su paseo marítimo.
VELIKO TARNOVO
Veliko Tarnovo, última parada en nuestro recorrido, es una pequeña ciudad de montaña que completa y contrasta con lo que hemos visto hasta aquí. Con una rica historia rica, calles empinadas y antiguas fortalezas e iglesias es una parada obligatoria en el regreso hacia Sofía.
El camino más corto para volver hacia Sofía nos llevaría por la E772 pero si dispones de tiempo la carretera E85 que viaja hacia Kazalank tiene varias paradas que pueden amenizar el recorrido como el Monasterio ArchangeL Michael, el Monumento a la Libertad en el pico de San Nicolás o el edificio/monumento en ruinas de Buzludzha.